Camino a un nuevo supercontinente

A partir de esta excepcional manera de relatar los tiempos geológicos que se avecinan en tanto las placas litosféricas continúen sus respectivos derroteros, podemos vislumbrar como sería la imagen del planeta dentro de algunos millones de años...

"Es el año 250.000.000 y la Tierra está viva. Los humanos, hace mucho que nos hemos extinguido, pero el planeta todavía es el hogar de una asombrosa serie de formas de vida. Sin embargo aparte de unos pocos misteriosos fósiles, no hay rastros de que alguna vez existimos. Si pudiéramos visitar esta Tierra del futuro apenas podríamos reconocerla. Los continentes se han unido para formar un solo y gigantesco supercontinente rodeado por un océano global. Gran parte de la Tierra es un desierto inhóspito mientras que la costa es golpeada por feroces tormentas. Los océanos son turbulentos en la superficie y carentes de oxígeno en sus profundidades. La enfermedad, la guerra o la colisión de asteroides han terminado con los humanos y muchas de las especies que conocemos hoy se extinguieron y la competencia ha acabado con el resto, excepto con los más fuertes.




Este supercontinente no es el primero que surgió en la Tierra y no será el último. Hoy los geólogos piensan que los movimientos de los continentes de la Tierra son cíclicos y que cada 500 a 700 millones de años se vuelven a unir. Desplegarse en un período tres veces más largo que el que le lleva a nuestro sistema solar orbitar el centro de la galaxia, es uno de los patrones más grandiosos de la naturaleza. Entonces, ¿qué produce este ciclo y cómo será la vida la próxima vez que los continentes se unan?

Los continentes se mueven debido a la circulación que se produce en la capa terráquea debajo de las siete placas tectónicas más importantes. Una placa es forzada debajo de la otra en un proceso llamado subducción, que quiebra la corteza en el otro lado de la placa permitiendo que nuevas rocas fundidas broten a la superficie para llenar la brecha. Este proceso hace que el depósito oceánico está constantemente siendo recreado y destruido pero, debido a que los continentes están hechos con rocas menos densas que el pesado fondo del océano, suben más alto y así escapan a la subducción. Así, los continentes mantienen su forma durante cientos de millones de años mientras se deslizan lentamente por el planeta.



Sin embargo, inevitablemente colisionan y a veces se unen para formar un supercontinente. El más reciente, Pangea, formado hace 300 millones de años, se quebró 100 millones de años más tarde, cuando se desarrollaron los dinosaurios. Hace alrededor de 1100 millones de años se formó otro supercontinente llamado Rodinia que se quebró 250 millones de años más tarde. Antes de ese hubo otro y casi seguramente muchos más antes, pero como la formación de un supercontinente tiende a destruir la evidencia del anterior, nadie puede estar seguro sobre cuántos ha habido. En este momento estamos en medio de un ciclo. El Pacífico se está cerrando a medida que los depósitos oceánicos se hunden en zonas de subducción en el Pacífico norte, mientras que la estribación del Atlántico medio alimenta un nuevo piso oceánico y las Américas se separan de Europa, Australia se mueve hacia el norte y hacia el sudeste de Asia. Los continentes se mueven alrededor de 15 milímetros por año.


Hay dos maneras en que los continentes de hoy pueden llegar a unirse. Si el Atlántico continúa ampliándose, las Américas finalmente podrían chocar con Asia. Otra alternativa sería que una zona de subducción se abriera de alguna manera en el Atlántico y retrajera el piso marino, forzando a Europa y a América a unirse. Esto esencialmente recrearía a Pangea. En 1992, el geólogo Chris Hartnady, de la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, aceptó el desafío de imaginar el próximo supercontinente. Como el Atlántico continúa ampliándose, explicó, "las Américas, moviéndose en el sentido de las agujas del reloj alrededor de un punto central en el nordeste de Siberia, parecen destinadas a fusionarse con la margen este del futuro supercontinente, al que el geólogo de Harvard Paul Hoffman llamó Amasia".



En esta visión del futuro, Australia continúa hacia el Norte, mientras que Africa y la Antártida permanecen más o menos en su posiciones actuales. Roy Livermore, de la Universidad de Cambridge, llegó a una conclusión similar. A fines de los años 90 creó su propia versión de Amasia, un supercontinente que llamó Novopangea. "Me he tomado la libertad de abrir una nueva grieta entre el océano Indico y el Atlántico norte -dice-. Sabemos que la grieta del este africano está activa, de manera que proyectamos eso al futuro abriendo un pequeño océano. Africa oriental y Madagascar se mueven a través del océano Indico hasta llegar a Asia; Australia ya ha tocado el sudeste asiático." Al sur de lo que hoy es India, una cadena montañosa ha surgido del mar a lo largo de una nueva zona de subducción. Justo al Sur se encuentra la Antártida.



650 millones de años en 1,20 minutos



En el futuro ideado por Livermore, todos los actuales continentes forman parte. "No creo que la Antártida se quede en el polo -afirma-. Quiero que venga hacia el Norte." Para que esto suceda postula una nueva zona de subducción. "Lo hermoso de todo esto es que nadie podrá jamás demostrar que estoy equivocado", asegura.

Christopher Scotese, de la Universidad de Texas, ve el futuro lejano del planeta de manera muy diferente de Hoffman y Livermore. Para Scotese, dentro de 200 millones de años todo empieza a cambiar nuevamente. La subducción comienza al oeste del Atlántico. El océano comienza a hundirse, haciendo que la mayoría de las tierras se unan, mientras Norteamérica choca contra la fusión del continente Euroafricano. Scotese llamó al supercontinente resultante Pangea próxima"



Por Caroline Williams y Ted NieldDe New Scientist

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